viernes, 15 de febrero de 2013

La clave del éxito: ser como un bambú japonés

Encontré este genial texto en un interesante blog:  http://porsilasmoscasblog.wordpress.com  , los invito a navegar ese blog, y leer un poco.
Por las dudas, yo les comparto a continuacion el mejor de los texto, para continuar con este duro mes de Febrero 2013, y luego retomar con todas las pilas, las distintas notas y novedades sobre Android.


La clave del éxito: ser como un bambú japonés

9ENE
“Algunas personas se ahogan en un vaso de agua, otras se toman el agua y venden el vaso”, escribió un tal Jonathan Moldú y otra vez la inspiración se apoderó de mí. Incluso me dieron ganas de especular con el precio que le pondría al vaso. ¡Cosa de locos!
Lo cierto es que a veces estamos hundidos, agobiados, sin fuerzas para pegar una patada o tomarnos del borde, cual pileta de natación, y respirar nuevos aires…
Hasta los risueños sentimos pánico y queremos tirar la toalla, lo que sucede es que lo vestimos de fiesta y salimos a relucir nuestra mejor sonrisa que, aunque espantada de la farsa, pocas veces nos delata.
Una maestra siempre nos contaba la historia de las ranas que se cayeron dentro de un recipiente con crema. Allí, mientras una se dejaba morir, tapada por la grasa, la otra -tozuda y persistente- pataleaba hasta transformarla en manteca y escapaba.
Todavía tengo la sensación de estar escuchando el relato. Me imagino sentada en mi pupitre destartalado, rodeada de cortinas blancas, larguísimas, que colgaban de los ventanales inmensos del aula. Aún puedo sentir el orgullo que me produjo aquella rana insolente y obstinada.
Ya en la facultad, un profesor logró borra mi admiración por el anfibio y me hizo conmover ante la grandeza del bambú japonés, no apto para impacientes.
La cuestión es que, luego de siete años de sembrar la semilla de este árbol, todo permanece, a simple vista, como el primer día y cualquiera podría jurar que la operación fue un fracaso.
Sin embargo, durante el séptimo año, en tan solo seis semanas, la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
Mientras todos lo aguardan ansiosos, el muy pícaro se toma un buen tiempo para desarrollarse, generando un complejo sistema de raíces que le permitirán sostener el crecimiento que tendrá luego.
Hoy, seguramente, haya quienes estén cansados de luchar, a punto de dejar el sable y la armadura, listos para darse por vencidos aún cuando no ha comenzado la batalla. Pero quizá, lo mejor es comprender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
De nada sirve apurarse, tampoco obtener resultados rápidos que no podrán sostenerse a lo largo de nuestras vidas. ¡Sí, señores, se los dice la misma que a veces no puede aguardar para cambiar de calendario y los lunes planifica lo que hará el fin de semana!
Lo que sucede es que entendí que hay que saber esperar el momento;  que aunque a veces creamos que nada está ocurriendo puede que, en secreto, estemos echando raíces…


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